lunes, 1 de junio de 2015

Extrañar

Cómo hago para no extrañarte? Cómo hago para volver a sentir tus abrazos y tus besos?
Cómo hago para volver a vivir esa última mañana juntos en la que me acariciaste hasta que me desperté? Daría todo por volver a esa mañana, a esos minutos antes de que te fueras.
Porque si bien fué la última, la prefiero mil veces antes de despertar todos los días con esta pena.
No me interesa ni siquiera volver a vivir los días más lindos, con esa última mañana me conformo. Con algunos de esos besos y esas caricias. Quisiera volver mil veces a ese instante aunque fuera el más chiquitito a comparación de todos los que tuvimos.
O incluso también volvería a la noche en el que el mosquito no nos dejó dormir y estábamos empacados. O tus festejos porque Boca ganaba y yo me enojaba. Prefiero muchísimo esos momentos a este en el que ni siquiera puedo estar cerca tuyo.
Mi cuerpo te extraña y yo te extraño.
Extraño cada detalle de tu cara y de tu cuerpo, cada mirada, cada palabra de amor me dabas, cada té, cada beso, cada sonrisa.
Todo momento junto a vos es tan maravilloso que me llena de paz y de amor. Cada momento con vos me transformó. Resplandecíamos.

Te acordás que una vez te dije que cuando sentí que no iba a poder acariciarte nunca más me atrapaba un sentimiento de tristeza del que era imposible escapar. Y cuando decidimos volver, no paraba de acariciarte y decirte lo hermoso que era hacerlo. Desde ese momento siempre me encargué de repetirlo, de recordarte cuáles son los espacios de tu cuerpo que más me gustan.
Tu espalda, tu piel, tus pecas, tus manos, tu barba, tus ojos, la suavidad de tu pelo, tus piernas y tus pies. Después están los momentos; las largas caminatas, la elección de las películas, los findes de ocio en la cama, las charlas, el descubrimiento de nuevos lugares, nuestras quejas sobre cómo deberían ser los lugares o qué falta, las miradas cómplices en el colectivo, las sonrisas cada vez que nos buscamos entre mucha gente y nos encontramos, las veces que nos agarramos la mano para dormir, cuando descubrí que abrazándote te volvías a dormir, cuando no nos hablamos y estamos sintiéndonos igual, cuando me alzás para bajar del colectivo, cuando me filmás bailando, cuando descubrís un nuevo aroma que me queda bien, cuando me acariciás el pelo, cuando me repetís lo hermoso que es cuando lo plancho para salir, cuando me decís que tal vez chapando fuerte todos se sientan desubicados y quieran irse de la fiesta, son tantos momentos que no me alcanzan los caracteres para describir lo que se siente estar con vos.

Te extraño, príncipe. Cada segundo que pasa me resulta extraño no estar diciéndonos lo mucho que nos queremos.
Cada parte de mí te extraña, desde el más profundo amor, hasta el más profundo deseo.

Quisiera que toda esta tormenta termine de una vez para que podamos volver a empezar y creo en que así sea. Porque creo profundamente en este amor y en lo maravillosos que nos sentimos cuando estamos juntos.


Te extraño.

Tuya,

Aylén.

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