martes, 21 de junio de 2016

That stupid romantic idea of love

No quiero ponerme a contar cuantas veces me desilusioné, ni cuantas busqué desilusionarme, porque fueron muchas.
Hay algo en mí que se rompió para siempre y la estúpida romántica idea del amor murió el día en que me di cuenta que los humanos podemos herir y ser heridos. Podemos herir tan cruelmente que ahora sé que esa estúpida idea es real.
Yo no me enamoro, yo quiero y eso es distinto.
Cuando Jesse le dice a Celine que ella en el fondo también quiere un cuento de princesas también rompe con esa estúpida idea del amor. La vida está hecha de desilusiones y de dolor y sólo nos queda atravesarla con nuestra mejor cara de poker pensando que quizás en algún momento la mala racha se termine y que alguien va a llegar y nos va a comprender. Comprender y acompañar, sólo eso. Porque en definitiva ese es el verdadero amor. Poder ver las miserias de la otra persona y entender que nosotros tenemos las mismas o incluso quizás peores.
Llegar al final del día y poner la canción que más nos guste mientras cocinamos, poder abrazar y decir 'qué bueno que te tengo para que me ayudes a levantarme'.
Si pudieramos ver que el amor se construye de paciencia y cariño podríamos ser un poco más felices. El amor no es algo que se encuentra, es algo que se crea día a día. Y que cuando creemos que se está agotando ponemos lo mejor de nosotros para poder seguir encendiendo esa pequeña llama.
El error está en creer que el amor no es eso y es otra cosa, creer que es un continuo espectáculo de fuegos artificiales que no va a apagarse nunca.
Creo que realmente esta no es una buena temporada para el amor, la neurosis esta en todos lados y la idea del 'felices para siempre' todavía nos hace eco en la cabeza.
Quizás soy una tonta en creer que el amor es una taza de té caliente un diaq de frío, o un apretón de manos cuando sentis que ya no podes caminar más, o caminar horas hablando sin parar de cosas absurdas que nos hagan sentir bien.
Las desilusiones me han golpeado tanto que ya ni siquiera creo en las palabras, sino en los actos.
Es más fácil permanecer acá oculta a exponerme a ser lastimada una vez más, porque como ya dije; yo no me enamoro, yo quiero.
Y es mucho más duro y difícil querer que enamorarse.