domingo, 27 de diciembre de 2015

Im gonna love myself

Siempre creí que los grandes amores son los demás, pero en realidad los grandes amores somos nosotros en esa persona.
Es algo casi mágico, es como un encuentro muy particular en el que nace luz y es tan difícil de contener que irradia hacia todos lados.
Siempre creí que era la otra persona la que me daba amor, pero era yo misma y él era un simple reflejo.
Acaso yo soy capaz de amar así? Yo fuí capaz de quedarme cuando todo parecía una gran tormenta? Yo fuí capaz de calmarlo cada vez que enloquecía? Yo lo hice sonreír durante tanto tiempo? Fuí yo la que incendiaba la habitación cada vez que hacíamos el amor? Sí, fuí yo.
Yo lo sacudí y lo desperté después de una larga letanía, aunque quizás debi dejarlo en ese camino.
Me amó desde mucho tiempo antes de que se diera cuenta porque yo lo llené de luz y de alegría.
Fuí sin dudas uno de sus grandes amores, porque dí más de lo que recibí. Dí todo de mí porque me hacía feliz hacerlo sentir especial y único.
Es en este momento cuando me doy cuenta que la gran pérdida no la tuve yo, porque todo lo que dí siempre va a estar dentro mío como un recuerdo de cuánto puedo amar y amarme. Soy capaz de hacer feliz al hombre que tengo al lado, puedo hacer que brille y quererlo hasta el fin de mis días y eso es algo que te va a costar olvidar.
Te hice experimentar en dos años más de lo que habias sentido en los últimos cinco, te dí valor para que te animaras a hacer lo que dudabas.
Yo me voy feliz sabiendo que cuando alguien conozca todo lo que tengo dentro va a estar dispuesto a quererme y dejarme quererlo.
Es maravilloso hoy amarme de la manera en la que te amé y no supiste verlo.

No te deseo lo peor y lo mejor tampoco, porque eso ya lo tuviste y me dejaste ir

jueves, 22 de octubre de 2015

Blackest day

'Ever since my baby went away, its been the blackest day'

Sin duda es una de mis canciones preferidas de Honeymoon, Lana es profunda y oscura y muchos de sus versos se repiten en mi cabeza en cualquier momento, pero The Blackest Day es la que me atraviesa los huesos en este momento.
Incluso en sus versos se nota las fases que va atravesando, la negación, el odio, la depresión y por último la aceptación.
En la canción parece todo muy rápido pero bien sabemos que atravesar esas fases no es nada fácil y mucho menos rápido.



'Carry me home, got my blue nail polish on
It's my favorite color and my favorite tone of song
I don't really wanna break up, we got it going on
It's what you gathered from my talk, but you were wrong

It's not easy for me to talk about
I have heavy heartstrings
I'm not simple, it's trigonometry
It's hard to express
I can't explain

Ever since my baby went away
It's been the blackest day, it's been the blackest day
All I hear is Billie Holiday
It's all that I play
It's all that I play

Because I'm going deeper and deeper
Harder and harder
Getting darker and darker
Looking for love
In all the wrong places
Oh, my God
In all the wrong places
Oh, my God

Carry me home, got my new car and my gun
Wind in my hair, holding your hand, listen to a song
Carry me home, don't wanna talk about the things to come
Just put your hands up in the air, the radio on

Cause there's nothing for us to talk about
Like the future and those things
Cause there's nothing for me to think about
Now that he's gone, I can't feel nothing

Ever since my baby went away
It's been the blackest day, it's been the blackest day
All I hear is Billie Holiday
It's all that I play
It's all that I play

Because I'm going deeper and deeper
Harder and harder
Getting darker and darker
Looking for love
In all the wrong places
Oh, my God
In all the wrong places
Oh, my God

You should've known better
Than to have, to let her
Get you under her spell of the weather
I got you where I want you
You're deader than ever
And falling for forever
I'm playing head games with you
Got you where I want you
I got you, I got you
I got you where I want you now

Ever since my baby went away
It's been the blackest day, it's been the blackest day
All I hear is Billie Holiday
It's all that I play
It's all that I play

It's not one of those phases I'm going through
Or just a song, it's not one of them
I'm on my own
On my own
On my own again
I'm on my own again
I'm on my own again
I'm on my own again'



domingo, 27 de septiembre de 2015

Estoy saliendo con alguien

'Estoy saliendo con alguien'
'Me estoy viendo con alguien más'
'Hay alguien más en mi vida'

Y tres mil maneras más de decirlo, y si no son tres mil, al menos hay algunas variantes posibles.

En cuánto pronunciamos esas palabras inmediatamente una puerta se cierra, la estamos cerrando nosotros. Estamos aclarando que no hay forma de atravesar tal puerta, porque nadie va a abrirla. Precisamente es eso lo que anunciamos, esta vez aunque haya luz no vas a poder entrar.
Podrán golpear, pero no pensamos abrir.

Hace unos días estaba sentada en una pizzería a la cual no entraba hacía apróximadamente diez años, sonó el celular y era mi viejo respondiendo una secuencia de mensajes de texto que habían arrancado a la tarde. En uno preguntaba 'Estás con alguien?' a lo que respondí 'Si me estás preguntando si estoy en pareja la respuesta es no'. Inmediatamente me escribió diciendo que no es necesario estar en pareja para estar con alguien. Y tenía razón.
En ese momento me dí cuenta de que sí estoy con alguien y quizás después de esa noche estoy aún más.
No puedo ni yo aclarar cómo pasó, pero de un momento a otro estaba completamente entregada a esa persona y volví a darme cuenta que muy pocas cosas me importan tanto como su amor.

No puedo ser indiferente a lo que siento, así que por lo tanto una de las primeras frases que suelto es que yo estoy saliendo con alguien.
Esa puerta está cerrada porque ya hay alguien dentro.

Quizás sea una historia eterna como la que siempre quisimos, o quizás no, pero al menos soy muy clara cuando me expreso y digo que yo estoy con vos.
Estoy cien por ciento con vos.


viernes, 28 de agosto de 2015

Soledad

'Soledad,
aquí están mis credenciales,
vengo llamando a tu puerta
desde hace un tiempo,
creo que pasaremos juntos temporales,

propongo que tu y yo nos vayamos conociendo.'

Así le canta Jorge.

Yo no sabría qué cantarle o cómo cantarle, pero es cierto que te estoy invitando a mi vida soledad y no me parece mal que pasemos un tiempo juntas.
Quizá evité que vinieras antes por miedo a lo que yo sintiera estando a tu lado, pero ya no más.

Acá estás, ayer fumamos, caminamos, pensamos, y si bien tu compañía no es nada gratificante (o al menos así lo veo yo) es la única compañía que necesito en este momento y no reniego de eso.
Te tengo a vos, tengo un extraño amor perdido por ahí que a veces suele hacerme sonreír, tengo a Murakami, tengo la radio, tengo música,tengo las sonrisas de mi hija.
Igual sé que estás ahí, y no pretendo renunciar a todo eso para sentirte, te siento igual.
Enseñame a estar conmigo, enseñame qué quiero y qué no, y sobre todo cómo lo quiero.




Gracias por venir.

viernes, 17 de julio de 2015

Salvaje

Qué elegimos y qué nos elige? Acaso ya está todo escrito de cómo deben sucedernos las cosas o cuándo?
¿Será que las cosas finalmente llegan cuando realmente nos sentimos listos para recibirlas? ¿Será que no podemos saltearnos los pasos?
¿Será que la liberación y el cambio empiezan por dentro y después se manifiestan en nuestra realidad?

En verano mi ex me regaló una película que me enamoró desde el comienzo y me pidió que la mirara sola, pero que la mirara. Ahí conocí a Cheryl y he visto una y otra vez esa película, imaginanco cómo había sido su lucha interna por volver a ser quién era, por liberarse de cualquier fantasma que buscara destruirla, o que ella buscara para destruirse.
Hace un mes y medio, me regaló el libro y un ramo de flores porque me había visto bastante triste. Era mi oportunidad de realmente saber cómo había sido el viaje de Cheryl atravesando montañas y bosques hasta llegar a su destino, que era ella misma.
Abandoné lecturas varias en los últimos meses pero a Wild no quería abandonarlo. Quería devorarlo, pero sabía que no podía hacerlo. Me había desacostumbrado a leer y sobre todo, a guardarme tiempo para leer. Así que empecé a pasos de bebé a leerla. Acá es cuando me pregunto si yo elegí la lectura o la lectura me eligió a mí. De alguna manera tenía que ver esa película y sentirme parte, como si yo me encontrara en cada exceso. Y no había forma de que no leyera el libro, las dos acciones estaban unidas
.
Últimamente creo que todo es apropósito, lo bueno y lo malo. Y ni siquiera sé si dividirlo en bueno y malo. Todo es simplemente una serie de eventos que parecen organizados de tal forma por el universo para finalmente entregarnos y dejar de pelearnos con nosotros mismos.
En fin, el universo y yo queríamos que llegar a Cheryl y queríamos llegar a este libro y a esta historia que me atrapó desde el comienzo. Caminé con ella desde que apenas podía mantenerse en pie con Monster hasta llegar al Puente de los Dioses donde por fin terminaba su andadura y comenzaba una nueva, porque claramente uno nunca deja de andar. Simplemente cambia el paisaje.
Sentía que me iba liberando con ella a medida que iba avanzando hoja por hoja, y que iba a soltando a medida que ella lo hacía.
Hoy me siento mejor y no sólo por haber leido un libro, sino por haber entendido que las cosas no podemos cambiarlas, pero sí podemos aprender de ellas para no repetirlas.
Mi vida también era salvaje y tal vez de cierto modo lo es, pero no es mi vida la que me domina a mí, sino que soy yo quién elige la vida que quiere vivir.


lunes, 6 de julio de 2015

Colorea mi vida con el caos de los problemas. (pre-viaje)

"Si me vas a arruinar no o des por hecho hasta que me caiga de verdad"

Revisé el bolso tres o cuatro veces. Tenía todo lo que necesitaba y más, me tenía a mí que era lo único que no podía faltar en ese viaje.
Esperé ansiosa un tren que finalmente fué cancelado haciéndome sentir perdida por completo, el humo del cigarrillo iba a ser mi único compañero en esos minutos que parecían interminables, puteé a Randazzo por el mal funcionamiento del Roca, puteé por vivir tan alejada del centro y finalmente me puteé a mí por confiar en los horarios que nunca se cumplen.
Subí, me senté, y para no pensar en el colectivo que probablemente se iría delante de mis narices agarré el libro de Cheryl y seguí leyendo sobre su aventura por el SMP. Me relajé apenas, pero estaba contenta aunque tuviera que correr con un bolso que llevaba más de lo que necesitaba y una campera de polar que jamás usaría, aunque todavía no lo había descubierto.
Tenía quince minutos para llegar a Retiro y sentarme en el colectivo y todavía estaba bajando del tren, la gente parecía caminar más lento de lo normal, aunque en realidad la que corría con un bolso que se le caía del hombro era yo. Corría pensando que podía perder ese colectivo, pero también podía llegar a tiempo.
En el subte seguía pensando que todavía había posibilidades de llegar y me aferré a esa mínima chance con todo mi cuerpo pero por sobre todo, me aferré con la mente. Iba a llegar, iba a subir a ese colectivo, no iba a tener que cambiar el pasaje. Faltaban tres minutos para que el reloj digital marcara la hora de partida del micro que tanto había esperado abordar. Contaba en mi mente para no recordar que me estaba quedando sin aire y que además no había comprado las cosas que necesitaba para cuando de una vez subiera a ese maldito micro que me llevaría de viaje.
Un señor de azul me vió corriendo y me preguntó hora y empresa por la cual debía viajar y entre trote y tirones con el bolso le dí los datos, me respondió que siguiera y buscara un micro azul en la plataforma cincuenta y dos. Lo veía, pero recién iba por la veinte y el reloj me indicaba que solamente faltaban dos minutos, corrí mientras seguía contando en mi mente (uno, dos, tres, ya llego) era lo único que me permitía seguir.
Casi sin aire y frente al micro azul saqué mi pasaje arrugado del bolsillo y subí. En cuanto lo hice las puertas se cerraron y ya estaba rumbo al mar. Agitada, cansada, con sed, con dolor de hombro, pero entera y rumbo al mar.

Ya había pasado lo peor, o al menos eso pensé cuando terminé de acomodar el bolso y la ropa y me puse los auriculares en los oídos, no me había dado cuenta hasta ese momento que el micro antes de llevarme a destino me haría recorrer todas y cada una de las calles que caminaba cada fin de semana con él, con aquel que me había dejado enviándome un mensaje y olvidándose de cualquier cosa buena que pudo haber sucedido en nuestros dos años juntos. Inmediatamente lloré y me dí cuenta que no había llorado como debía, no se me había caído una lágrima en el último tiempo. Sí había tenido bronca y había llorado, pensé.
Era otro llanto, esta vez estaba soltando todo, lo bueno y lo malo, todo. No quería llevarlo conmigo al mar, no quería cargarlo nunca más, no quería recordar todo lo que reprimí de mí en esa relación, ni cuántas veces había dejado sentimientos y emociones de lado por respetar los suyos. Juré arriba de ese micro que jamás volvería a tener una relación así. Prometí no volver a olvidarme de mí nunca más.
Estaba sola rumbo al mar, había alguien esperándome a quién apenas conocía. Pero iba a ir sola, lo iba a dejar arriba de ese micro y no lo iba a bajar conmigo. Ese iba a ser el último día que lo llorara, el último día que me iba a culpar por las cosas que pude haber cambiado, el último día en el que iba a pensar que yo no había sido suficiente, cuando en realidad, tal vez, era al revés.
Me liberé, y en medio del llanto empecé a sonreír, e incluso a reír. Ya estaba, se había terminado. Por fin era libre de cualquier pensamiento o ataque o incluso queja. Y mientras sonaba 'Happy' y la voz de Marina me relajaba, me dediqué simplemente a serlo.



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Eran las doce y cuarto y le mandaba mensajes a mi roommate de fin de semana diciéndole que era mentira, cómo podía ser que no se viera el mar desde el micro. Mar del Plata era todo una mentira, afirmé. Se río y me dijo que me esperaba frente al Havanna, a lo que respondí que antes iba a bajar al baño a peinarme y acomodarme un poco la ropa, y tal vez esa iba a ser la única vez en todo el fin de semana que realmente iba a hacerlo.
Bajé con el bolso y me arrepentí de llenarlo, cuando no sentí frío también me arrepentí de haber llevado esa campera gigante que jamás usaría.
El pelo lo peiné con los dedos y no se veía tan mal, me cepillé los dientes, respiré hondo y salí a buscar al tritón que sería mi guía durante cuarenta y ocho horas. Lo peor que podía pasarme era tener que volver a Buenos Aires a las dos horas porque nada había resultado como debía, pero finalmente todo iba a resultar como debía.

lunes, 22 de junio de 2015

Veinticinco + Wild

Veinticinco días que empecé tachando palito por palito como si fuera una espera interminable, para darme cuenta que la espera no es a que vos vuelvas, la espera es hasta que yo vuelva a habitarme.

Habitarme, tenerme, quererme, todas esas palabras que parecen fáciles de pronunciar, e incluso de escribir, pero que no sé si en algún momento las conocí. Quizás  las viví, pero no recuerdo qué botón de mi cuerpo apreté para que eso sucediera. Y en este momento me siento frente a un espejo examinándome, para tratar de volver a encontrarlo. Examinarme es la única manera que tengo de volver a habitarme, ¿por dónde entré?, ¿por dónde salí?, ¿por qué me fuí?
Me extravié y tengo que encontrar el camino de vuelta a casa. A mi casa. Yo soy mi casa.

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 'Sabía bien que era mejor que me mostrara así, con ese aspecto, tal como me sentía y olía. Al fin y al cabo, era lo que Ed había descrito un tanto imprecisamente como <<la única chica en el bosque>>, sola en medio de una panda de hombres. Por necesidad, allí en el sendero, sentía que debía neuralizar sexualmente a los hombres con quiénes me cruzaba, para lo cual debía ser, en la medida de lo posible, una de ellos.
 Nunca había hecho eso en mi vida, interactuar con hombres exhibiendo la continua indiferencia que implica ser uno de ellos. No me pareció algo fácil de sobrellevar, allí sentada en mi tienda, mientras los hombres jugaban a las cartas. A fin de cuentas, siempre había sido una chica, consciente del poder que me otorgaba mi femeneidad y dependía de él. Al reprimirlo, sentí un lúgrube malestar en el estómago. Comportarme como uno más de entre los chicos implicaba dejar de ser la mujer que tan expertamente era entre los hombres. Una versión de mí misma que empecé a sabotear a los once años, experimentando ya por entonces un cosquilleo de poder cuando hombres adultos volvían la cabeza para mirarme o silbarme o decir ''Eh, linda'', levantando la voz lo suficiente para que yo los oyera. La versión en la que me había apoyado a lo largo de la secundaria, matandome de hambre para parecer delgada, haciéndome la tonta y la niña linda para tener éxito y lograr que me quisieran. La versión que había probado durante mi primera juventud mientras me probaba distintos disfraces: material girl, punki, vaquera, alborotadora, de rompe y rasga. La versión para la cual detrás de cada par de botas arrebatadoras o faldita sensual o movimiento de pelo había una trampa que conducía a la versión menos real de mí misma.'

Wild. Cheryl Strayed: Pag. 133, Ed Roca.


lunes, 1 de junio de 2015

Extrañar

Cómo hago para no extrañarte? Cómo hago para volver a sentir tus abrazos y tus besos?
Cómo hago para volver a vivir esa última mañana juntos en la que me acariciaste hasta que me desperté? Daría todo por volver a esa mañana, a esos minutos antes de que te fueras.
Porque si bien fué la última, la prefiero mil veces antes de despertar todos los días con esta pena.
No me interesa ni siquiera volver a vivir los días más lindos, con esa última mañana me conformo. Con algunos de esos besos y esas caricias. Quisiera volver mil veces a ese instante aunque fuera el más chiquitito a comparación de todos los que tuvimos.
O incluso también volvería a la noche en el que el mosquito no nos dejó dormir y estábamos empacados. O tus festejos porque Boca ganaba y yo me enojaba. Prefiero muchísimo esos momentos a este en el que ni siquiera puedo estar cerca tuyo.
Mi cuerpo te extraña y yo te extraño.
Extraño cada detalle de tu cara y de tu cuerpo, cada mirada, cada palabra de amor me dabas, cada té, cada beso, cada sonrisa.
Todo momento junto a vos es tan maravilloso que me llena de paz y de amor. Cada momento con vos me transformó. Resplandecíamos.

Te acordás que una vez te dije que cuando sentí que no iba a poder acariciarte nunca más me atrapaba un sentimiento de tristeza del que era imposible escapar. Y cuando decidimos volver, no paraba de acariciarte y decirte lo hermoso que era hacerlo. Desde ese momento siempre me encargué de repetirlo, de recordarte cuáles son los espacios de tu cuerpo que más me gustan.
Tu espalda, tu piel, tus pecas, tus manos, tu barba, tus ojos, la suavidad de tu pelo, tus piernas y tus pies. Después están los momentos; las largas caminatas, la elección de las películas, los findes de ocio en la cama, las charlas, el descubrimiento de nuevos lugares, nuestras quejas sobre cómo deberían ser los lugares o qué falta, las miradas cómplices en el colectivo, las sonrisas cada vez que nos buscamos entre mucha gente y nos encontramos, las veces que nos agarramos la mano para dormir, cuando descubrí que abrazándote te volvías a dormir, cuando no nos hablamos y estamos sintiéndonos igual, cuando me alzás para bajar del colectivo, cuando me filmás bailando, cuando descubrís un nuevo aroma que me queda bien, cuando me acariciás el pelo, cuando me repetís lo hermoso que es cuando lo plancho para salir, cuando me decís que tal vez chapando fuerte todos se sientan desubicados y quieran irse de la fiesta, son tantos momentos que no me alcanzan los caracteres para describir lo que se siente estar con vos.

Te extraño, príncipe. Cada segundo que pasa me resulta extraño no estar diciéndonos lo mucho que nos queremos.
Cada parte de mí te extraña, desde el más profundo amor, hasta el más profundo deseo.

Quisiera que toda esta tormenta termine de una vez para que podamos volver a empezar y creo en que así sea. Porque creo profundamente en este amor y en lo maravillosos que nos sentimos cuando estamos juntos.


Te extraño.

Tuya,

Aylén.

jueves, 23 de abril de 2015

Relevé

Hay una sensación que no se repite seguido y es la de conectar la cabeza con el cuerpo, o en términos más mimescos, el alma y el cuerpo.
Miles de veces me he sentido entre dos cosas, dos personas, dos situaciones, etc. La indecisión es algo con lo que lucho todos los días, quiero ser más decidida, pisar más firme y sentir que el cuerpo y el alma van en el mismo camino y no se distraen con espejitos de colores. Basta de ambigüedad y de creer que en el jardín de al lado crecen más lindas flores, porque soy yo quién riega su propio jardín y puedo incluso tener flores más bellas, porque son mías, yo las cuidé y las regué para que florezcan, eso hace que sean hermosas, porque yo conozco su proceso.
Y es porque elijo cuidar mi jardín que volví a hacer algo que conecta cada célula de mi cuerpo, que me hace vibrar y sentir maravillosa. Volví a bailar.
No puedo describir lo que es no tener que decirle al cuerpo lo que tiene que hacer sino que instintivamente lo repita, sin pensarlo, sólo lo hace, sintiendo cada movimiento y disfrutándolo. Después de seis años de estar peleada y enojada con la danza (conmigo, bah) decidí darme una oportunidad y probar cuál era mi reacción estando nuevamente frente a una barra y a un espejo.
Los primeros veinte minutos claramente fueron de ansiedad y frustración, recuerdos de haber desaprobado exámenes, preguntas de por qué estaba ahí de nuevo después de lo que para mi fue semejante fracaso. No había explicaciones. Todo se esfumaba.
A medida que los minutos pasaban, la música sonaba y los pasos eran marcados, todo desaparecía. Ya no tenía que preguntarme más por qué, lo estaba haciendo porque me gusta y me hace bien. Porque podría pasarme horas y horas bailando y aunque mi cuerpo se agote, seguiría con ganas de hacerlo.
 Porque a medida que bailo siento que estoy renaciendo.

domingo, 15 de febrero de 2015

Well, i wanna die

Siento que las palabras dan vueltas en mi cabeza y no logran ir a ningún lado, corren de un lado a otro, pero no pueden escapar. Yo no puedo escapar.

Estoy atrapada en un laberinto de imágenes y situaciones del cuál es imposible salir en este momento, sólo queda rendirme y atravesarlo cuando me sienta lo suficientemente fuerte para hacerlo.
No me salen las palabras para expresar cómo me siento, no hay nada que pueda decir que explique mi dolor. Nada, precisamente es eso lo que tengo dentro, nada. Estoy vacía, perdí todo lo que hacía que me mantenga viva. Todo lo que me hacía sonreír y soñar.

Siempre suelo denominarme idiota, pero esta vez decírmelo cobra otro significado. Esta vez llegué a un extremo del cual no hay retorno, de ahora en más debo terminar de transformarme y mejorar. Perdí la relación más hermosa que pudo haber existido en la tierra, una relación en la que dos personas se miraban y sentían que podían ver el universo entero a través de sus ojos, y que en ese lugar se sentían seguros. Una relación por la que luché con uñas y dientes para que nadie la dañara y terminé dañándola yo, destruyéndola desde adentro.
El dolor de no tener tus ojos mirándome me desgarra, el saber que no voy a tener con quién caminar por la ciudad sintiendo que a cada paso que damos la estamos conquistando, me mata. Si tuviera que escribir una por una las cosas que perdí por no decir las cosas a tiempo, no me alcanzarían los días del año. Repetiría una y otra vez todo, tus ojos, tu boca, tus manos, tus pecas, tu nariz, las líneas de tu cara, tus hombros, la sensación de querer despertarme toda la noche para mirarte dormir, que mis rodillas miren hacia un lado y las tuyas hacia otro, tus pies, tus caídas, mi mano agarrándote fuerte para que no te tropieces, tu malaondismo, tus ganas de descubrir lugares y cosas nuevas conmigo, las tardes y noches de terraza, nuestras risas, nuestros llantos, la primera vez que no pudimos soltarnos las manos, la primera vez que nos sentimos de verdad, manosearnos en cualquier lugar sin importar si alguien nos veía o no, nuestros tés, nuestras reconciliaciones, las noches de invierno, las combis, los besos con risas, todas las veces que me pediste que no me rindiera con las cosas que arrancaba, nuestros paseos con el gordo en tus brazos, recorrer el shopping y jugar, nuestros frozen yoghurts, tu vecino el bulldog francés que me vuelve loca, usar vestidos con vos, bailar con vos, cantarte, hacernos felices.
Todo eso hoy ya no está, todo nuestro amor sigue ahí, pero todo esto lo perdí. Hice todo lo posible por perderlo y hoy lo lamento muchísimo.

Es verdad que podemos gritarnos y llorarnos por horas y también es verdad que al final el conflicto no existe hasta que lo recordamos, entonces el dolor vuelve y todo se cae una vez más. Es verdad que a pesar de todo seguimos sintiéndonos de la misma forma, va mutando con las horas pero el amor es el mismo.
Voy a extrañarte hoy y todos los días y cuando soltemos lo que nos lastimó, voy a volver a buscarte.
Y ese día espero volverte a enamorar.