martes, 4 de abril de 2017

You are not good enough

Siempre peleé por lo que creía válido para mí e incluso para los demás pero lo cierto es que a la vez nunca me separé de ciertos mandatos familiares que hasta el día de hoy me acompañan. Me cuesta despegarme de la imagen que los demás crearon para mí. Me he equivocado más de una vez pero esas equivocaciones fueron sólo mías y auténticas.
Hace muy poco descubrí una parte de libertad animandome a hacer un viaje que casi no tenía planeado, y que tampoco me sentía preparada para hacerlo, lo único que pensaba era que a mi madre seguramente le parecería una locura que yo viajara al mar sola para practicar un nuevo deporte que descubrí y que me hace sentir viva y plena. Así que decidí no contárselo a nadie.
Ante ciertos ojos soy juzgada una y otra vez o al menos eso siento; no soy lo suficientemente dedicada, o no soy lo suficientemente atenta, o incluso no soy una buena madre. ¿Pero realmente no lo soy? Me pierdo entre lo que los demás creen de mi y lo que yo siento. Vivo atrapada en ese mundo en el que siento que todo lo hago mal y que por defecto, no puedo lograr nada. Crecí con ese chip en mi cabeza y no con el de animarme a ir por mis sueños y conquistarlos. No sé creer en mí, o al menos nadie me enseñó a hacerlo.
La manera en la que la gente me apoya, o me ayuda, viene acompañada de reproches porque "no soy lo suficientemente buena". Y esta es la primera vez en mi vida en la que me planteo que quizás no es como ellos dicen, que quizás si sea buena y yo nunca lo haya notado. Quizás también por eso he estado en relaciones abusivas, porque creía que yo no era lo suficientemente buena y los demás sí. Entonces quería al menos un poco de eso que ellos sí tenían.
Mis relaciones han sido poco sanas, hasta incluso diría que algunas fueron bastante enfermizas, "te doy y te quiero, pero te falta".
Luché tanto en mi familia como en las relaciones para cumplir con estándares que alguien había impuesto para mí, no los que yo quería, porque en realidad nunca supe bien que quise. Al no poder cumplirlos, la decepción y la tristeza siempre estaban a la vuelta de la esquina, porque claro, no era lo suficientemente buena. Así que afiance esa idea en mi cabeza desde que tengo memoria.
"No soy lo suficientemente linda, ni flaca, ni inteligente, ni escribo bien". Y las tomé como ideas fijas imposibles de modificar, pero si leo tanta neurociencia bien sé que todo es modificable y que no somos seres imposibles de cambiar.
Algo en mí empezó a cambiar cuando dejé de pedir permiso (porque incluso con veintiséis años siento que pido permiso para todo) para hacer lo que me gusta. Desde tomarme unas horas un sábado para besuquearme con el chico que me gusta como para subirme a una tabla de surf en la loma del orto sin importarme el cansancio o lo que pueda gastar en esa aventura.
El momento en el que elijo, me da libertad porque esta vez nadie decide por mí.
Siempre me costó tomar decisiones, no me gustaba y a veces me hace sentir incómoda, porque claro, estoy tomando acción sobre mi propia vida. Y cuando vos te haces dueño y responsable de tu propia vida, ya nadie puede decirte hasta dónde podés llegar.
He vivido limitada y con miedo durante gran parte de mi vida (que no es tan larga como parece).
Cada vez que me da temor tomar una decisión que puede acercarme a la felicidad, me planteo el por qué, me pregunto que me movió en un primer momento, respiro, y voy hacia adelante.
Si yo construyo mi vida y mis oportunidades entonces ¿por qué debería vivir bajo los mandatos que los demás crearon para mí?
¿Quién sabe que tan lejos puedo llegar si dejo el miedo de lado al menos una vez?
Quizás sí soy buena haciendo algo, así que este es el momento perfecto para averiguarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario